sexta-feira, 25 de maio de 2012

o império de joseph pulitzer

La juntaletras Blog profesional de Anabel Herrera RSS Feed Search 11 abr El imperio periodístico de Joseph Pulitzer Publicado en Historia y Vida en marzo de 2009 Cuando el portero del Hotel Francés de la calle Park Row de Nueva York lo expulsó violentamente del establecimiento, jamás podría haber imaginado que, 25 años más tarde, aquel joven pordiosero inauguraría en ese mismo solar un imponente edificio para albergar su propio periódico, el World. Joseph Pulitzer había llegado a la ciudad en busca de fortuna después de una breve carrera militar. Pero no la encontraría allí, sino en Saint Louis, y después de trabajar duramente como cuidador de mulas, albañil, camarero o estibador. Su primera incursión en el mundo del periodismo fue fruto del dominio del ajedrez. Había estado trabajando para unos abogados que tenían su oficina en el mismo edificio que la sede del diario Westliche Post. Uno de los editores se fijó en lo bien que jugaba, entabló amistad con él y lo acabó fichando como redactor. Pulitzer se ocupaba de su nuevo oficio desde las 10 de la mañana hasta las 2 de la madrugada, un esfuerzo que fue recompensado con la condición de copropietario. Y aún le sobraría tiempo para conocer a Kate, la dama con la que contrajo matrimonio. Olfato para los negocios La compra por 2.500 dólares del Saint Louis Dispatch, que estaba en bancarrota, fue el primer paso para la construcción de un gran imperio periodístico. En menos de cinco años, el diario proporcionaba unos beneficios anuales de 10.000 dólares. El secreto: las noticias populares y picantes que interesaban a las grandes masas, llámense sensacionalistas. “Yo deseo hablar a una nación, no a un comité selecto”. Esa fue siempre la máxima de Pulitzer. Cuentan sus biógrafos que era difícil estar junto a él y no vivir con intensidad la profesión. “Mr. Pulitzer es el hombre más abominable en el mundo para tener en la redacción de un periódico durante una hora por la mañana. Para el resto del día es una maldita molestia”, dijo uno de sus hombres de confianza. El ambiente en la ciudad se fue volviendo en su contra. En una ocasión tuvo que repeler a tomatazos a un asaltante que se abalanzó sobre él en plena calle. Qué mejor momento para dar el salto a Nueva York… Elegir a un presidente El periodismo sería distinto desde que Pulitzer comprara el diario neoyorquino World. Esta vez no se conformó con las noticias populistas, quería orientar la opinión pública. La frase “Yo nunca seré un presidente porque soy un extranjero, pero algún día elegiré a uno” indica el objetivo ambicioso que se había marcado. Y lo consiguió. El candidato demócrata Grover Cleveland se alzó con la victoria presidencial gracias al apoyo del World, que se consolidó como el diario de mayor tirada del país. Pulitzer, a cambio, logró un escaño en el Congreso, pero tuvo que abandonar el puesto por incompatibilidad con su labor periodística, que se vio bruscamente entorpecida por otro acontecimiento. Una mañana entró en su despacho y, al querer leer los editoriales del día, se dio cuenta de que había perdido la visión. La ceguera vino a unirse al desequilibrio psíquico que mostraba desde muy joven. Desde entonces, por recomendación médica, pasó largas temporadas de descanso en Europa, desde donde recibía informes diarios del ritmo de sus negocios. Se rodeó de secretarios, que además tenían que entretenerle con su conversación día y noche. Pulitzer murió en su yate Liberty mientras uno de ellos le leía una biografía de Luis XI. “Despacio, más despacio” fueron sus últimas palabras. Tras su muerte, los hijos varones, a cual menos preparado, consiguieron hundir el imperio en sólo veinte años. A TENER EN CUENTA Cuando Francia decidió regalar la estatua de la Libertad al pueblo estadounidense con motivo del centenario de su independencia, todo el mundo se preguntaba cómo sufragar los 250.000 dólares que costaba levantar un pedestal. Fue Pulitzer quien consiguió recaudar el dinero gracias a una oportunista campaña lanzada a través de las páginas del World. CRONOLOGÍA 1847 Nace en Mako, Hungría, hijo de un comerciante de grano de ascendencia judía y una católica austrogermana. 1864 Tras intentar alistarse en Francia y Londres, consigue enrolarse en la Caballería de Lincoln para luchar en la guerra de Secesión, pero nunca entra en combate. 1868 Empieza a trabajar como redactor en el Westliche Post, el periódico alemán de Saint Louis del que llegaría a ser copropietario. 1878 Contrae matrimonio con Kate, con quien tuvo siete hijos. Su actividad periodística se centra en el relanzamiento del Saint Louis Dispatch. 1883 Se instala en Nueva York y adquiere el World, el diario de mayor tirada del país, con unos beneficios anuales de medio millón de dólares. 1895-1898 Se enzarza en una guerra periodística contra Randolph Hearst, propietario del Journal, por la causa de los rebeldes cubanos. 1903 Dona dos millones de dólares para construir la Escuela de Periodismo de Columbia, la que debería haber sido la primera en cursar estos estudios de no ser porque la Universidad de Missouri se le adelantó. 1911 Muere mientras navega en su yate por la bahía de Charleston, dejando 30 millones de dólares de herencia. 1917 Se conceden los primeros Premios Pulitzer, que había concebido antes de su muerte, para distinguir la profesión. Me gusta:Me gustaSé el primero en decir que te gusta esta post. Deja un comentario Cancelar respuesta Añade tu comentario aquí... 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